Mónica Suárez y su perra guía, Ria, en la playa minutos antes de una escena. |
No sé si el mundo peca de pequeño para que a una le sucedan cosas tan inesperadas que hasta pueden llevarte a la perplejidad. ¿Qué pensarías tú si de repente aparece en tu puesto de trabajo un tipo que busca actriz para un corto? En realidad yo me quedé ojiplática y un tanto escéptica lo escuché. De antemano no me lo tomé en serio (quizá me sentí celosa por el interés que mostraba hacia Ría, mi perra) pero si que me molesté en mirar el proyecto y leer los correos que me iba enviando ese tipo extraño salido de la nada llamado Edu e interesado en ella... Y vi pues, en qué consistía toda esa información que aquel hombre trataba de explicarme para que participase en el corto. ¡!Ahhhh sí, ahora sí!! y fue entonces cuando para mí nació la gana de colaborar en este tente o, mejor dicho, “exín-faro”, dejando que este par de incrédulas puedan poner alguna ficha en su construcción.
Siempre he oído, sentido y por qué no, mirado, el cine como espectadora. Ahora he tenido la oportunidad casi mágica de participar en un proyecto que no sólo ofrece acercarse al rodaje de un corto con todo su color técnico y calor profesional, sino que además he conocido entre bambalinas a un gran número de personas involucradas tan diversas como la vida misma.
Quiero añadir otra ficha en este exín-faro que a mi parecer, como persona con discapacidad, es importante. La vida tiene mucho de rutina como ya sabemos, salir de ella es gratificante y más si te ponen al alcance planes para el fin de semana como el participar en un rodaje. Dentro de esta rutina incluyo la propia discapacidad, cada uno la suya. Quizás vivimos tan inmersos en ella porque nos relacionamos sólo o prácticamente solo con lo más cercano, o sea, con personas de igual discapacidad. Esta ha sido una experiencia a nivel personal importante. Pienso que podemos ser incluso egocéntricos dentro de una discapacidad concreta, y la mejor manera de evitarlo es acercarse a la realidad de otras personas, con o sin discapacidad. Esto es precisamente lo que me ha dado este especial proyecto, conoceros a todos vosotros y salir de mi “ego-visión”.
Quiero añadir otra ficha en este exín-faro que a mi parecer, como persona con discapacidad, es importante. La vida tiene mucho de rutina como ya sabemos, salir de ella es gratificante y más si te ponen al alcance planes para el fin de semana como el participar en un rodaje. Dentro de esta rutina incluyo la propia discapacidad, cada uno la suya. Quizás vivimos tan inmersos en ella porque nos relacionamos sólo o prácticamente solo con lo más cercano, o sea, con personas de igual discapacidad. Esta ha sido una experiencia a nivel personal importante. Pienso que podemos ser incluso egocéntricos dentro de una discapacidad concreta, y la mejor manera de evitarlo es acercarse a la realidad de otras personas, con o sin discapacidad. Esto es precisamente lo que me ha dado este especial proyecto, conoceros a todos vosotros y salir de mi “ego-visión”.
Mónica y Ria durante el rodaje, acompañados de izquierda a derecha Angélica, Sergio, Elisa, Adrián y Raúl. |
Ha sido un auténtico placer tener la suerte de participar. Si no, que le pregunten a Ría, creo que aun se relame por el plato de macarrones que se zampó por gratitud de Sergio, eso sumado a una tarde de playa, libre de trabajo como guía, hará que no olvide lo bueno que puede ser un rodaje.
Muchos besos para todos y ¡cómo no! lametazos de la perra más alegre del mundo.
Mónica y Ría.
Mónica Suárez es la actriz principal del corto "Latitud" y Ría, su perra guía, que también actua en el cortometraje.
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